lunes, 30 de junio de 2014

LOS TURBIOS MOVIMIENTOS DE LA PESCA NEGRA (con licencias de Pesquera Mar SAC)

LAS PERLAS DE ÓSCAR PEÑA

Las estrellas se alinearon hace una semana cuando una denuncia por agresión puso los reflectores sobre Óscar Peña Alvarado, padre del supuesto agresor del auto de lujo. Y es que aprovechando la atención puesta sobre su hijo, en las redes sociales salieron a la luz varios anticuchos de este empresario pesquero cuyo historial de negocios irregulares es de tamaño casi enciclopédico. Aquí hacemos un repaso por el extraño accionar de esta joyita de mar que es el ejemplo más claro de todo lo que no debe ser un empresario peruano. Y probablemente Oscar Peña papá le esté diciendo a su hijo que es muy mala idea salir a romper cabezas cuando lo que menos quieres es que los reflectores se posen sobre tus actividades empresariales.

Óscar Peña probablemente esté manejando su Camaro de lujo para ir a ver cómo le fueron a sus caballos en el Jockey Club de Monterrico. Puede que también esté haciendo las cuentas de la docena de empresas que ha constituido a lo largo de su vida. El sueño del emprendedor peruano.

Pero las empresas de Peña no son tan cristalinas como el mar que explota. En realidad, varias de ellas ya le hubieran traído problemas de tratarse de un peruano común.

De todas su empresas, la que podría pasar piola es NEXTRASA, formada en 1989, que solo logró que la SUNAT lo tenga como un deudor con domicilio no habido. Pero de ahí pasamos a Pesquera Mar, cuya historia veremos líneas más abajo, que tenía como apoderado a Misael Moreno Fernández, un pobre y humilde poblador de pueblo joven a pesar de figurar como propietario de diversas embarcaciones que valen algunos millones de soles. Y cuando hay testaferros, ya sabes que el olor no es solo por el pescado muerto.

Hasta ahí, parece que Peña tiene suficientes perlas para ser investigado, ¿así que cómo es que anda tranquilo por allí, con su hijo partiendo cráneos? Ya lo sabrás, pero antes debes tener claro esto: Óscar Peña definitivamente no es un empresario ordinario.

ME COMO TU PESCADO

Para entender esta historia tenemos que remontarnos a 1973, cuando la empresa Pesquera Mar, de los hermanos Saavedra Montero, fue expropiada por el gobierno de Velasco. Tras una dura batalla legal, se determinó en 1993 que el periodo de expropiación de dicha empresa había finalizado y por lo tanto, los Saavedra Montero podían recuperar su empresa. Lástima que todos los bienes físicos ya habían sido vendidos, por lo que lo único que se devolvió fue el derecho a seguir pescando y fabricando harina de pescado.

Es diez años después que aparece Óscar Peña para ofrecerles a los Saavedra Montero un trato: comprarle los derechos de la producción de la harina. El abogado de los empresarios, Guillermo Machado, no tuvo ninguna objeción con la operación y el acuerdo se firmó por 46 mil dólares. ¿El truco? En el contrato se metió de contrabando que, además de los derechos de la fábrica de harina, se estaba vendiendo las licencias de los cuatro barcos pesqueros que les fueron expropiados, algo que los Saavedra Montero, pescadores de toda la vida, no tenían planeado vender.

Luego todo quedó entre amigos. Peña vendió por unos cuantos millones de dólares estos derechos (por los que, recordemos, no había pagado nada) a la empresa Tasa, del inmenso Grupo Brescia.

Tan buen pata era Peña que las solicitudes de transferencia de derechos a sus amigos los Brescia las tramitó desde el 5 de diciembre del 2003, cuando la firma del acuerdo no se hizo sino hasta el 16. Para los Saavedra quedó claro que lo hizo falsificando sus firmas.  Bueno, tal vez es que Oscar Peña estaba apurado.

En el 2010 la Corte Suprema falló a favor de los Saavedra Montero, pero recién hace dos años se emitió la resolución que ordenaba la devolución de Pesquera Mar. ¿Qué hizo que se dilatara tanto este proceso? Ya, ¿recuerdas que te dijimos que Peña era buen pata? Ajá. Igual de amigos son Alan García y los Brescia, quienes no querían soltar los jugosos permisos de pesca de los Saavedra Montero. Aguanta, hay más.

EL REY DE LAS MEDIDAS CAUTELARES

Aunque parezca que Peña nunca ha sido fiscalizado, lo cierto es que se le ha investigado numerosas veces e incluso se han sancionado sus embarcaciones pesqueras. Pero siempre termina inflando su chaleco salvavidas: las medidas cautelares.

Así es como en el 2006, cuando se le impuso una sanción a “Doña Licha II”, una de sus embarcaciones emblemáticas, ésta pudo seguir operando gracias a una ayudita de un juzgado civil de Paita, en Piura, que le otorgó una medida cautelar para que pueda operar hasta obtener el permiso correspondiente.

Pero esa no fue la única "ayudita de sus amigos" que recibió Peña. Tenemos a Daniel Abugattás,quien llamó al Ministro de la Producción de aquel entonces para interceder por Peña. En las elecciones del 2011, al parecer el favor fue recompensado, pues el empresario puso 83 mil soles de su bolsillo para financiar la campaña de Gana Perú.

En ese mismo año, sin embargo, la medida cautelar venció. Eso implicaba que “Doña Licha II” tenía que ser retirada de nuestro mar y luego guardada hasta regularizar su situación. Claro, eso ocurriría si Oscar Peña fuese cualquier hijo de vecino. La realidad es que esta embarcación siguió operando ilegalmente y, según fuentes del Ministerio de la Producción consultadas por IDL, lo que ha producido irregularmente está valorizado en 75 millones de soles.

¡CHIMPÚN, TERRENOS!

El último capítulo de nuestra historia tiene a un invitado de lujo: el presidente regional del Callao, Félix Moreno, quien cuando no está trayendo pseudo científicos que predicen sismos, presuntamente se dedica defraudar al Estado.


La cosa va así: en el 2011, el gobierno regional del Callao se percata de la existencia de un terreno que fue donado a la Corporación de Desarrollo del Callao, y decide venderlo valorizándolo en cinco millones de dólares. El comprador fue la Inmobiliaria Estefanía, de Oscar Peña, empresa que puso 4 millones y medio de dólares para hacerse del terreno. Por cierto, el gerente general de esta empresa es Oscar Peña Macher.

Hasta aquí no es evidente una jugada irregular de parte de Moreno y Peña. Pero hay dos puntos que pintan de cuerpo entero a estos amigazos.

Primero, los peritos volvieron a tazar el terreno y se dieron con la sorpresa que éste debería valer no menos de 17 millones y medio de dólares. 13 millones menos de lo que pagó Peña. Además, en las dos subastas que se realizaron para la venta (la primera de las cuales se declaró desierta, lo que permitió bajar el precio para la segunda subasta) participaron las mismas empresas. Y a que no te imaginas: todas las empresas que postularon eran de propiedad de Oscar Peña, salvo una empresa que se coló por ahí, de nombre Edferhope, la que fue representada por Edgar Honores Pérez. Edgar Honores Pérez resultó ser hermano de un empleado de LSA Enterprises, cuyo propietario es... ¿adivinan? Sí: Oscar Peña. Ajá, se presenta las empresas de Oscar Peña en una primera convocatoria, pero logran que se convoque de nuevo a subasta, probablemente para reducir el precio del terreno, más de lo barato que ya estaba.

En segundo lugar, no hablamos de un terreno que estaba vacío. Este terreno abandonado, estaba ocupado desde hace un par de décadas por decenas de agricultores de la zona, es decir, los agricultores ya habían tomado posesión pacífica del terreno. Cuando ganó la licitación, Peña contrató matones para desalojarlos. Así, el año pasado se denunció que 28 personas encargadas de la vigilancia del terreno habían sido secuestradas y retiradas para que la gente contratada por Peña pudiera tomar posesión del lugar.

Y así es como se hace empresa en el país, whit a little help from my friends
Publicación: DEDOMEDIO.COM